En nuestra cultura, está de moda mostrar felicidad. La publicidad muestra por todas partes, rostros sonrientes y relajados. El gesto involuntario de fruncir el ceño, expresa enojo, preocupación o tristeza, por lo que tenemos muchos pacientes que nos buscan para borrarlo.
Factores hereditarios, el grosor de la piel, la fuerza de los músculos de la cara, la sensibilidad a la luz y defectos de la visión, son factores que influyen en que se marque o no el surco del entrecejo. Es posible que con unos buenos lentes de sol o gafas de lectura, pueda relajarse el ceño y no se tenga que recurrir a otro tratamiento.
Hay personas que fruncen el ceño más que otras y empiezan a hacerlo desde niños, de manera que, al llegar a adultos, tienen un surco pronunciado en la zona, aunque no se contraigan los músculos en ese momento, dando la impresión de que están siempre molestos.
En las personas jóvenes con líneas que se empiezan a marcar, la solución más efectiva es colocar toxina botulínica para relajar los músculos procerus y corrugador. Se usan dosis mayores en pacientes varones y en personas de piel grasa, por tener músculos más gruesos. El efecto dura de 4 a 6 meses.
Puntos de aplicación de toxina botulínica. |
En los casos en los que el ceño está muy marcado, hemos tenido resultados duraderos aplicando ácido hialúronico dos semanas después de la toxina botulínica, La combinación de ambos tratamientos, puede tener un tiempo de duración de hasta un año y medio.
Es muy importante no paralizar la expresión. Sólo se debe relajar, de manera que se note una mejora general en el rostro, pero no qué es exactamente lo que la persona se hizo.
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